martes, 9 de diciembre de 2008

Secuelas de armonías

No. No es Béla Tarr. Es la armonía muda
La ballena es testigo sin tiempo
Los humanos despellejados de amor
Lo que queda sobre la arena por no ser mar...
Es el encierro de la muerte en blanco y negro
El olor a la fantasía pudriéndose en el viento
Los ojos que emulando las almas sangran
No. No es Béla Tarr. Es tormenta sin presagio
Es la escena de la desnudes del hombre
Es la incomprensión de los reflejos sociales
Es la noche que la tierra gira y el sol explota
Es la automatización del color atérmico
El mareo de los hambrientos del mundo todo
Es la incertidumbre que se emborracha

No. No es Béla Tarr. Es la orilla equivocada
Es la podredumbre de la espera
Es la naturaleza detonando el paisaje
Es la mirada de lo que no es ni será más
Es el planeta seducido por la intermitencia
El vacío engañoso y la escena del circo
Es la armonía perfecta que no puede ser

No. No es Béla Tarr. Es el temblor inhóspito
Es lo desafinado de ese piano hostil
El despertar de la sonrisa tardía
Es el dolor del olvido refractado
Es la ingenuidad desterrada de la marea
Es la furia encallada en el espejo
Es la inmensidad descubriendo miserias

No. No es Béla Tarr. Es el otro cielo desgarrado
Es la melodía furiosa de realidad
Es la infinidad de respuestas desaparecidas
Es la descomposición de la razón
Es el montaje inconciente de las pupilas
No. No es Werckmeister Harmonies
Es una ballena muerta en Cabo Polonio.

pIrUxA.

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